El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, promueve un referendo, en abril pr贸ximo, que autorizar铆a una expansi贸n de sus extensos poderes. Las encuestas muestran que la consulta tiene grietas debido a la impopularidad de Erdogan entre importantes sectores del electorado.
Resulta que en Holanda y Alemania hay inmigrantes turcos en cantidades cr铆ticas para definir, cree Erdogan, el tema de ampliar sus exageradas facultades. Con medio mill贸n de turcos en Holanda y m谩s de un mill贸n en Alemania, su codicia se ha intensificado. Para atraer votos, ha maquinado la realizaci贸n de m铆tines en ambos pa铆ses para que escuchen las maravillas sobre su persona por boca de sus ministros y otros propagandistas.
驴C贸mo se le pudo ocurrir a Erdogan que pod铆a, sin m谩s, enviar sus brigadas de agitadores a pa铆ses occidentales de inmensa val铆a para la civilidad en Europa? 驴Ser谩 que ya se siente facultado para imponer, en el estilo de un anschluss hitleriano, hacer y quitar normas en naciones democr谩ticas, amigas y soberanas?
Erdogan olvid贸, o intent贸 burlar, las barreras electorales de Holanda y Alemania, donde precisamente est谩n en marcha vibrantes campa帽as partidistas nacionales. La primera convocatoria turca fue para el s谩bado 煤ltimo, en Rotterdam. Ah铆 se traslad贸 una ministra fiel a Erdogan para entonar las fantas铆as del sult谩n. No obstante, el Gobierno holand茅s cancel贸 la actividad, pues no contaba con su venia. La ministra fue detenida y despachada de regreso.
Erdogan no tard贸 en acudir a los micr贸fonos para publicitar su c贸lera por las 鈥渁rbitrariedades鈥� de los oficiales holandeses. Su turbaci贸n bull贸 al punto de afirmar p煤blicamente que en el vecino pa铆s gobernaban nazis y fascistas. Conforme la refriega se desbordaba, Ankara declar贸 no grato al embajador holand茅s y pronto surgieron amenazas de represalias econ贸micas y pol铆ticas contra Los Pa铆ses Bajos, a los que calific贸 de banana republics, a menos de que esta naci贸n se disculpara por el incidente. Autoridades holandesas rechazaron dar disculpas.
Por cierto, en turno esperaban una concentraci贸n turca en Rotterdam, Holanda, y otras en Alemania, pero los respectivos gobiernos negaron los permisos oficiales para su celebraci贸n.
Lo que s铆 est谩 claro es que las negativas de Holanda y Alemania se justifican plenamente. La celebraci贸n de actividades pol铆ticas turcas en esas dos naciones supondr铆a la intromisi贸n de un universo desp贸tico en ambientes democr谩ticos.