La pobreza es un fen贸meno que no da tregua. La inacci贸n o el enfoque incorrecto contribuyen al deterioro en las condiciones de quienes la padecen y de aquellos con alg煤n grado de vulnerabilidad. Y, lamentablemente, los programas asistenciales empleados hasta ahora no han sido suficientes para reducir la pobreza ni detener el ensanchamiento en la desigualdad del ingreso.
Seg煤n un estudio de la Organizaci贸n para la Cooperaci贸n y el Desarrollo Econ贸mico (OCDE) sobre las causas de la creciente desigualdad, la mejor respuesta en las circunstancias actuales es la inversi贸n intensiva en el recurso humano. Como se帽alamos en un art铆culo previo, trasladar esa recomendaci贸n a nuestra realidad testimonia la urgencia de convertir en una meta nacional que el 100% de los j贸venes completen la educaci贸n secundaria, as铆 como elevar la calidad de esta etapa crucial.
Lograr la meta de cobertura es un blindaje para que los j贸venes no caigan en la pobreza y puedan salir adelante por sus propias capacidades. Un estudio de la Cepal se帽ala que una persona con educaci贸n secundaria completa gana 61% m谩s por mes que quien solo termin贸 la primaria. Y para el caso costarricense, las personas que no completan la secundaria est谩n en alto riesgo de caer en el c铆rculo vicioso de la pobreza. En cambio, quienes s铆 completan la secundaria tienen altas probabilidades de estar por encima de ese abismo y procurar un futuro mejor para sus hijos.
M谩s cobertura. El pa铆s ha hecho un esfuerzo importante en pro de la cobertura mediante programas de transferencias directas. La crisis de los ochenta, cuando se lanz贸 a miles de j贸venes a la calle sin concluir el colegio (48% de cobertura en 1988), puso de manifiesto la parte dura de la pobreza actual que no se ha logrado reducir de manera sistem谩tica por debajo del 20%.
En general, 3 de cada 4 j贸venes entre 13 y 17 a帽os cursan alg煤n nivel de secundaria. Pero esto no es suficiente porque en el ciclo diversificado, donde se obtiene el bachillerato, solo la mitad de los j贸venes en edad para cursarlo estaban matriculados en 2010. Esto es inaceptable y urge cambiarlo, pues significa que la mitad de los j贸venes del pa铆s carecer谩n de una herramienta b谩sica para combatir la pobreza y evitar una creciente desigualdad.
Mejor calidad. Ampliar la cobertura es solo parte del trabajo pendiente. De hecho, el acceso a la secundaria se ampli贸 considerablemente en Am茅rica Latina y el Caribe en la d茅cada finalizada en el 2010. Como se帽ala la Unesco (i>Educaci贸n Para Todos, 2011
顿别蝉别谤肠颈贸苍. En nuestro pa铆s, la deserci贸n en secundaria ronda el 11% contra niveles cercanos al 16% a mediados de los noventa. Sin embargo, no se ha logrado mejorar el proceso de transici贸n desde la primaria, pues la deserci贸n es casi el doble en s茅timo a帽o (22,2%). Ah铆, donde comienza el colegio, hay que actuar con mayor efectividad y hacer m谩s atractiva la ense帽anza, de manera que los j贸venes puedan ver en el estudio una herramienta 煤til para mejorar su calidad de vida.
La ense帽anza de la Matem谩tica, base para carreras con alta demanda y remuneraci贸n, flaquea en aspectos esenciales. Un estudio del MEP (2010) evidenci贸 que un tercio de los profesores no dominan los conocimientos matem谩ticos de los programas de estudio. Adem谩s, el Estado de la Naci贸n detect贸 que los docentes fomentan un aprendizaje mec谩nico y no orientado al desarrollo de habilidades intelectuales, entre otras cosas.
Por otra parte, evaluaciones oficiales apuntan que 80% de los docentes de ingl茅s apenas tienen un nivel b谩sico o intermedio en el dominio de esa lengua. Y solo los pocos colegios experimentales bilingues (17% del total), imparten 10 horas de ingl茅s por semana y algunas materias en ese idioma. Los dem谩s estudiantes reciben muy pocas horas. Consecuentemente, el 65% de los egresados en secundaria tienen apenas un nivel b谩sico de ingl茅s, priv谩ndoles de la ventaja del bilinguismo que da acceso a buenos empleos.
Los colegios t茅cnicos profesionales (CTP) obtienen mejores resultados que los colegios acad茅micos en porcentaje de aprobados, aplazados y reprobados. Adem谩s, tienen la ventaja de facilitar una mejor inserci贸n de los j贸venes en el mercado laboral, abri茅ndoles oportunidades de proseguir estudios superiores por su propio esfuerzo.
No obstante, en lugar de fortalecer esta opci贸n, en las 煤ltimas dos d茅cadas los CTP pasaron de representar un 30% del total de colegios, a 12% en la actualidad. As铆, hoy cubren solo el 20% de la matr铆cula tradicional en secundaria, apenas la mitad de los m铆nimos que presentan los pa铆ses desarrollados (40%).
El inicio del nuevo ciclo lectivo deber铆a propiciar el an谩lisis del sistema educativo que necesitan nuestros j贸venes. Esto, a su vez, posibilitar铆a enfrentar los retos de la competitividad mediante una formaci贸n acad茅mica id贸nea para participar con 茅xito en las actividades productivas. Completar como m铆nimo la educaci贸n secundaria, con calidad, es el pasaporte indispensable para alcanzar mayor crecimiento y fomentar mayor igualdad socioecon贸mica.