Los comicios parlamentarios celebrados el domingo en TurquÃa se desarrollaron en un clima de amenazas y coacciones que viciaron el resultado. Pero merced a esos vicios, los comicios retomaron el balance polÃtico interno anterior a junio.
En este punto, el Partido Justicia y Desarrollo (AKP) del actual gobierno poseÃa una mayorÃa legislativa que le permitÃa gobernar solo, sin necesidad de aliarse con otras agrupaciones.
Ahora, el lÃder máximo del AKP y presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha promovido el proyecto de reformar la Constitución para dotar al presidente de mayores poderes. De hecho, en la configuración imperante hasta hoy, el primer ministro es quien supuestamente dirige el Gobierno.
A pesar de la celebrada victoria del domingo, el partido carece de una supermayorÃa parlamentaria para proceder con la reforma. De nuevo tendrÃa que pasar por un referendo para aprobarla.
Esta coyuntura ha despertado sospechas de que Erdogan se proponga arrogar facultades de facto para hacer y deshacer, avalado por su primer ministro, Ahmet Davutoglu. Esta fórmula pondrÃa a Erdogan a tono con los presidentes “de verdadâ€�, como el ruso, Vladimir Putin, a quien admira y envidia.
Erdogan ansÃa los poderes de facto para aceitar la maquinaria polÃtica, diplomática y militar de TurquÃa y, desde esta nueva plataforma, transformarse en el lÃder indiscutible del Cercano Oriente. Este proyecto no es un invento de quienes en la prensa satirizan sus ambiciones. Lejos de ello, calzan a plenitud con los sueños imperiales conexos a la autocracia que intenta imponer en su paÃs.
El problema de fondo de las calenturas de Erdogan es que chocan con la geografÃa estratégica que marca el paso de TurquÃa. Partamos del indescriptible atentado terrorista ocurrido hace unos dÃas en Ankara, que le atribuyó el gobierno al Estado Islámico. Algunos analistas sospechan que este horrible capÃtulo fue urdido por Erdogan desde las tinieblas, donde a menudo suele operar.
Las fuerzas militares turcas necesitarÃan seguir el rastro de los terroristas hacia el interior de Siria, donde la mayorÃa de estas agrupaciones mantienen bases y territorios. Nótese que en estos momentos Estados Unidos se apresta a enviar una modesta fuerza de comandos para respaldar a algunos movimientos insurgentes adversos a aquellos que cuentan con el apoyo de Rusia. ¿Habrá ya un compadre hablado para evitar choques?
Persiste, asimismo, la ambición turca de ser promovida al pleno del Consejo Europeo. Las crecientes olas de migrantes sirios posibilitarán a TurquÃa manejar ese flujo al gusto de Alemania y recibir su prometido ascenso. El trato ya cuajó.