La Emanuel AME Church, en Charleston, Carolina del Sur, es un templo metodista hist贸rico. Como en otros centros religiosos del sur estadounidense, se refugiaron familias afroamericanas del embate del esclavismo. Dicha iglesia ha sido venerada por este precedente hist贸rico, reconocido as铆 por Martin Luther King.
La semana pasada, un joven blanco de 21 a帽os, Dylann Roof, se present贸 en el templo para una sesi贸n de estudios b铆blicos en la biblioteca. Permaneci贸 ah铆 callado y al concluir la sesi贸n desenfund贸 un rev贸lver y dispar贸 contra nueve participantes, incluido el pastor. Todos fallecieron, excepto una se帽ora a quien el asesino advirti贸 que la dejaba viva para que comunicara a la prensa que lo acaecido hab铆a servido para reducir la cantidad de afroamericanos en el pa铆s. Cuando fue detenido, Dylann exalt贸 la 茅poca esclavista y portaba una bandera de la Confederaci贸n sure帽a de la Guerra Civil.
Este tipo de sucesos han sido frecuentes en los estados sure帽os. Recordemos c贸mo en Birmingham, Alabama, una iglesia fue dinamitada en 1963. Cuatro ni帽as fallecidas se sumaron al recuento fatal. El suceso gener贸 alarma, y con plena raz贸n. Muchos m谩s se sucedieron por el sur en aquellos a帽os. Y hoy, no obstante el general progreso material, seis iglesias fueron incendiadas por el clan de los encapuchados racistas en Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia.
Quienes conocen la historia del esclavismo en el sur, destacan que la iglesia de Charleston fue la primera de su credo en esta regi贸n, fundada en 1818.
Ta-Nehisi Coates, ensayista del Atlantic, hace pocos d铆as puntualiz贸 c贸mo los amos esclavistas de anta帽o percib铆an grandes virtudes en su estilo de vida. En los a帽os previos a la Guerra Civil, propugnaron establecer un imperio paradis铆aco y esclavista en Centroam茅rica. Este cap铆tulo nos hace recordar la amenaza de William Walker en nuestro pa铆s.
El tema de Charleston nos deja tambi茅n el sinsabor de lo mucho que queda por hacer, en especial una renovaci贸n educativa a fin de inculcar valores humanitarios. Tarea nada f谩cil, particularmente a la luz de lo acaecido en Charleston.
Cerramos estas consideraciones con las excelentes noticias sobre el impulso tomado en el sur de la iniciativa de abolir el despliegue de la bandera de la Confederaci贸n en edificios p煤blicos. Debo confesar que comentar este tema suele producirme una desagradable sensaci贸n de lo que fue el nazismo y el papel de su diab贸lica simbolog铆a. Creo que cada bandera confederada menos constituye un paso adelante contra el racismo.